Con un estilo crudo y único, los Descontrolados lograron consagrarse como la primera banda de género ‘punk’ del país, y tuvieron un vertiginoso ascenso que terminó con la trágica muerte de su vocalista. Sin embargo, más de 25 años después de su separación, siguen atrayendo adeptos nacionales y extranjeros que los consideran una auténtica agrupación de culto.
Para nadie es un misterio que antes de la comunicación de masas, las corrientes musicales y todas las tendencias que las acompañan (entiéndase modas, artistas, estilos de vida e ideologías), llegaban con 10 años de retraso al Ecuador. Por ejemplo, la época ‘hippie’ que dominó los 60 en países industrializados nos trajo su ‘Flower Power’ y pantalones acampanados en los 70, cuando en otros lados ya había cedido espacio a la música disco y al punk.
Este último género, considerado novedad censurable para los padres pero atractivo y radical para los jóvenes, entró por cuentagotas al país de la mano de aquellos que se podían permitir viajes al extranjero, donde grupos como Sex Pistols y The Clash eran ídolos. Ni pensar en que una banda nacional se dedique a hacer ‘covers’ de sus temas o crear los suyos propios, aún en una tierra pródiga de inconformismo juvenil y rebelión adolescente para plasmar en canciones punk. Pero esto fue hasta 1985, cuando un argentino residente en Guayaquil se juntó con tres músicos jóvenes y formó Descontrolados. En sólo dos años, dos escasos años, lograron cambiar la música nacional para siempre y entrar en la historia de los mitos ‘underground’ por su honestidad rebelde, talento musical, evolución lírica y el peculiar estilo de vida de Orlando Aníbal Ambruzzini, “Prema”, su líder.
Ambruzzini, mejor conocido como “Prema” (palabra india para “Amor”), había llegado al país procedente de Argentina en su recorrido espiritual por el continente sudamericano. Fiel practicante de la Sociedad para la Conciencia de Krishna, decidió radicarse en el Puerto Principal para ayudar en el establecimiento de un templo de su religión, ubicado en el Barrio Centenario, al sur de la ciudad.
Envuelto además en todo el movimiento ‘punk’ y ‘new wave’ que electrizaba a sus compatriotas en aquella época, Prema buscó guayaquileños que sumergir en esta nueva y fascinante corriente musical. Y los encontró: Gastón Thoret (guitarras y sintetizadores), Mojan Pilas (seudónimo; batería) y Peter Llerena (bajo) fueron los primeros en empaparse con esas líricas agresivas, oscuras, tan distintas a las que estaban acostumbrados a escuchar. Pensaron inmediatamente en formar una banda con esas características, que rompa el molde del rock ecuatoriano.
Así, a mediados de 1985 y en el improvisado estudio de la casa de Thoret, nace Descontrolados. En cuestión de pocos días graban los cuatro temas que integrarían su primer trabajo, “Represión Policial”, nombrado así por la “sutileza” con que las fuerzas del orden los trataban en la calle El más afectado era sin duda Prema, puesto que había decidido llevar la teatralidad del grupo al extremo para hacerlo más notorio: usaba ropa que agujereaba él mismo y la llenaba de alfileres, además de imprimirle leyendas como “Vacuna tu Vampiro”; lucía un corte de cabello mohicano, teñido de rubio, verde y negro; “adornaba” sus prendas con ratones de plástico, pistolas de juguete, plátanos o cualquier otro objeto ‘kitsch’ al que tenía alcance… en fin, un estilo único que para la sociedad porteña de los 80 era digno de escándalo y para la policía, de atropello.
Además del tema que le daba nombre, el LP incluía las canciones “Pobre Charles Darwin (y Compañía)”, en el que criticaban la Teoría de la Evolución del científico inglés y la calificaban de “pura fantasía” por desconocer la existencia de un “maquinista del universo”, fiel tributo a las creencias krishna de Prema. Constaban además “Universidad”, burla ácida a la educación superior, y “Aburrimiento”, oda al inconformismo que sentían sobre la sociedad local. Con este álbum, Descontrolados empezó a calar en la juventud guayaquileña que se sentía identificada con sus letras y comenzó a acompañarlos en conciertos.
“Hastiado de este mundo cochino…”
De la noche a la mañana, la banda pasó de ser la invitada mal trajeada de kermesses y fiestas colegiales a convertirse en la portavoz de la música ‘underground’ en todo el país. En la sierra fue donde tuvo más aceptación, con llenos completos en escenarios de Latacunga, Ambato y Riobamba, y hasta se aventuró con un par de presentaciones en los países vecinos, donde ganó aún mayor fama. Descontrolados era un fenómeno arrollador y sus ‘fans’ pedían más de ellos, por lo que entraron a estudio por segunda vez.
La casa disquera Emporio Musical firmó con los integrantes para reeditar el primer álbum y lanzar el siguiente, que se llamaría “Piedad” (N. del A.: este LP de cuatro temas fue distribuido luego de la muerte de Prema como “Año 2000”). En éste se destacaba una considerable madurez lírica y musical. “Por progresión del grupo fuimos desde lo rudimentario con Represión Policial a algo más elaborado que fue Piedad”, recuerda Thoret, “donde lo que había era una arquitectura musical sinfónica. Represión… fue divertido de hacer, pero no queríamos estancarnos en una musicalidad tan oscura y desprovista de matices; así que con cada canción que pasaba, íbamos evolucionando hacia el futuro”.
Para este álbum contaron con la participación de David Antepara en la batería, quien fue además el único que pudo registrar un ensayo de Descontrolados con cámara Hi-8 y que se mantiene hasta la actualidad en la red. Previo al lanzamiento oficial de Piedad tenían la fama al alcance de las manos, pero las mieles del éxito son traicioneras y la tragedia empañó lo que hubiera sido un futuro brillante, comparable al de muchas bandas que hoy dominan la escena musical. Prema escribió “miedo de estar acuchillada” como una estrofa de su tema “Psicosis”, pero no sabía que ese miedo se volvería una dolorosa realidad para él. Corría la mitad de 1988, pocas semanas después de culminar la grabación de Piedad. La banda había preparado el bosquejo de lo que serían sus futuros discos, entre los que se incluía una ópera-rock de 16 capítulos y un álbum netamente orquestado donde sólo la voz de Prema se escucharía recitando su poesía, al estilo de Jim Morrison en su “American Prayer”. Sin embargo, al llegar al Templo Krishna que había ayudado a construir, un sujeto atacó a Prema a puñaladas, ensañándose con su zona pélvica. La causa habría sido una venganza por la afición del argentino a seducir mujeres casadas. Tenía 37 años. La banda se disolvió y cada integrante buscó sanar esta herida dedicándose a otras actividades, la mayoría alejadas de la música.
Año 2000
La “Prema-tura” muerte del estrafalario vocalista cerró el capítulo para Descontrolados, pero no para los cientos de fanáticos que empezaron a atesorar sus álbumes por el estatus de leyendas que adquirieron. Muchos de estos seguidores se vieron inspirados por la pasión de la banda para crear las suyas propias, siguiendo o no su estilo musical pero sí conservando su actitud rebelde. Este es el caso de Notoken, una de las más antiguas agrupaciones de ‘hardcore punk’ del país.
“Los Descontrolados nos aportaron con la cuestión de tratar de mantenernos en la movida, de tener bien enfocado lo que queríamos hacer, en no tener tapujos al momento de manifestarnos ni compromisos con nadie, ser irreverentes”, señala Julio Salame, guitarrista y fundador del grupo, quien cree que “fueron un buen ejemplo a seguir”. Él recuerda que la imagen de Prema lo hizo investigar más sobre la banda, cuando a los 16 años lo vio en un centro comercial.
“Andaba con su pareja de aquel entonces, una alemana, con cabellos en punta color amarillo y verde, zapatos Kit y un cinturón con una funda de revólver en la que cargaba un guineo”, rememora entre risas, “y me quedé sorprendido. Ya tenía una noción del punk pero nunca había visto a alguien con esa pinta. Luego me enteré por los periódicos de que se presentarían en la novatada del colegio Cristóbal Colón y los fuimos a ver. Yo creo que sin hacer mal a nadie él trataba de expresar su arte, así con su moda”. Igual pensamiento tiene David Vergara, vocalista de Rebelión Disidente. Para él, “Descontrolados fue la primera banda que cambió la estética y la actitud de la gente rockera”. Por eso, para impulsar su breve pero importante legado musical, transformó Represión Policial y Piedad en un disco compacto que lanzó por el país y el extranjero en el 2005, “sin afanes de lucro”, recalca. “Tenemos contactos con gente de todo el mundo que intercambia música no convencional”, asegura, “por eso el CD sirvió para que las nuevas generaciones de punks los conozcan y les den el respeto que se merecen”.
Incluso, cuenta Vergara, un amigo de Toulouse consiguió el primer álbum del grupo y lo llevó a su país para distribuirlo mediante el trueque con otros fanáticos: “No me sorprendería que así como se hizo en Francia, en otros países se siga regando la música de Descontrolados a través de gente que tiene amor por la buena música”. Aunque el filo de un cuchillo artero silenció para siempre “la garganta con tachuelas” que caracterizaba a Prema, su espíritu rebelde, marginal y revoltoso continuará por muchas generaciones como se ha mantenido en este último cuarto de siglo.
- PIEDAD - 6:14
- PSICOSIS - 3:56
- ESCUELA DEL TERROR - 5:14
- AÑOS 2000 - 3:43
- POBRE CHARLES DARWIN [Y COMPAÑIA] - 3:48
- ABURRIMIENTO - 2:57
- REPRESION POLICIAL - 3:09
- UNIVERSIDAD - 2:29
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